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17 de septiembre de 2015

Corral de comedias


En su origen, los corrales de comedias eran verdaderos patios interiores de casas, en los que se había levantado un tablado (el escenario) y cuyos espacios se aprovechaban para alojar a un público variado. Las representaciones se hacían de día. La sala carecía de techo y sólo un toldo protegía del sol. El escenario disponía de cortinas en su fondo que ocultaban uno o dos corredores altos y los vestuarios. La ausencia de telón condicionó la representación: había que recurrir a otros procedimientos para avisar a la audiencia de que comenzaba la representación: ruido inicial, música.



Antes de la década de 1560 no existía en España el concepto de edificio dedicado a la representación de teatro. Las representaciones se daban, además de en Palacio, en las iglesias y en las plazas y calles de las ciudades, en salones o patios de casas particulares, de algunas posadas, patios de hospitales (Zaragoza,Barcelona, Segovia) y en algunos almacenes (Toledo).

El espacio de un corral de comedias puede describirse —muy esquemáticamente— así: un tablado para albergar el escenario dispuesto en el fondo del patio, a cuyos lados se instalaban gradas y galerías, con aposentos reservados para monarcas, familias de la nobleza y otros personajes. Frente al escenario, separado por el patio de piedra del corral, se levantaba la estructura de un modesto hemiciclo con dos niveles; en el superior, denominado la "tertulia", solía instalarse el clero, además del "aposento de Madrid", espacio de los Corregidores o Alcaldes, flanqueado por los aposentos de la galería alta reservados a personajes notables de la ciudad o del Consejo de Castilla. Debajo de la curia municipal, se hallaba la "cazuela" de mujeres y bajo ella, los dos palcos alojeros, instalados en la galería baja, en la zona inmediata al zaguán de entrada al corral, en el porche situado al fondo del patio. Los hombres veían el espectáculo de pie, en el patio y a cielo abierto; al final del cual se reunían los temidos "mosqueteros".

El número de corrales de comedias en España aumentó a partir de 1600 como respuesta al entusiasmo del público y el apoyo de Felipe III y Felipe IV.

Una de las instalaciones más antiguas conservadas (de modo parcial) es el Corral de Comedias de Alcalá, y el único completo es el de Almagro, donde anualmente se celebra el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.

También ha quedado noticia de corrales en Valladolid, corte alternativa de los austrias españoles, y otras ciudades de la península ibérica, con instalaciones nuevas como la del Corral de comedias de la Olivera en Valencia y los corrales abiertos en el Nuevo Mundo; o locales concretos como el de la Fruta en Toledo y el del Carbón en Granada.

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