COMEDIA
La comedia se origina en el mundo griego, pero se va
desarrollando a lo largo del medievo y de la Edad Moderna hasta nuestros días.
Los griegos y los romanos utilizaron el término para referirse a obras de
teatro con desenlace feliz, y para el medievo ya se presentaban dichas obras con
un enfoque más relajado, y más tarde como sinónimo de sátira.
Como características, el personaje protagonista suele ser
común y corriente y representar un arquetipo, es decir mentiroso, charlatán,
fanfarrón, pícaro, enamorado, etcétera; es también crédulo e inconsciente y, a
diferencia de la tragedia, donde el personaje protagonista tiene un profundo
sentido ético, en la comedia el personaje protagónico considera su moral como
una cualidad no muy importante, lo que le permite ser muy vital, aunque esto es
más bien un obstáculo para el personaje.
Por ello, su conflicto dramático suele ser, muchas de las
veces, con la sociedad, además de consigo mismo, por lo que lucha por superar
los obstáculos que le impiden realizarse consigo mismo o con esa misma
sociedad.
La comedia muestra exageradamente nuestros vicios y
defectos, con una intención moral y educativa.
La comedia, entonces, pone
en ridículo los vicios o malas costumbres para corregirlos mediante la risa.
Sin embargo, no trata de corregirlos en quienes los practican, sino que los
representa con un método preventivo para evitar que lo adquiramos los demás.
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